AÑORANZAS

La época de la navidad y de fin de año en el pueblo de Apastepeque para la mayoría de jóvenes que hoy no sobrepasan los 50 años de edad, represente una fecha muy hermosa, en donde cada uno de los apastepecanos, sobre todo los de la clase pobre, tenían que emplearse temporalmente ya bien sea en las moliendas, en los cañales, las cortas de café en la finca de Daniel Pérez y en otras labores del campo para poder ganar lo suficiente, pensando en el estreno, la gallina que era un rigor comprar y aliñar ese día, y en los cohetes que no debían de faltar para alegrar esa fecha muy significativa para todos los jóvenes, que aunque pobres; supimos valorar y todavía resuena la algarabía de los cipotes, que salíamos faltando 5 a las 12 de la medianoche, a comenzar a recorrer las calles empedradas del pueblo, dando los abrazos de navidad, a todos los que se cruzaban por la calle. Para el 31 era la misma rutina. 

Hoy todos esos recuerdos los guardamos como un tesoro en nuestra mente, añorando una serie de valores que se han venido perdiendo desde hace muchos años. Tengo un par de años de no pasar la navidad en el pueblo, pero me imagino que para esa fecha en la medianoche ya no se observan a cipotes dando los abrazos, más bien a jóvenes tomados que andan por las calles con ganas de querer buscar pleito con alguien. En fin, qué épocas las que ya nunca volverán.

Saludos a todos los paisanos, especialmente a toda la juventud que creció en el barrio San Francisco de Apastepeque. Con quienes compartimos esas experiencias. Así mismo recordando a Chepe Mona, a Mundo Conejo, a Rey, a Chirrion, a Nino, a Chaleco, Ramiro, Chele Ñoje, Cuma, etc. Saludos a todos, en cualquier lugar que nos lean, y que esta época nos sentemos a reflexionar el rumbo de nuestro pueblecito y el aporte que podemos brindar para transformar al pueblo que nosotros queremos para las futuras generaciones.