POLÍTICA

POEMA DE AMOR

Los que ampliaron el Canal de Panamá
(y fueron clasificados como "silver roll," y no como "gold roll"),
los que repararon la flota del Pacífico
en las bases de California,
los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala,
México, Honduras, Nicaragua,
por ladrones, por contrabandistas, por estafadores,
por hambrientos,
los siempre sospechosos de todo
"me permito remitirle al interfecto
por esquinero sospechoso
y con el agravante de ser salvadoreño"),
las que llenaron los bares y los burdeles
de todos los puertos y las capitales de la zona
("La gruta azul," "El Calzoncito," "Happyland"),
los sembradores de maíz en plena selva extranjera,
los reyes de la página roja,
los que nunca sabe nadie de dónde son,
los mejores artesanos del mundo,
los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera,
los que murieron de paludismo
o de las picadas del escorpión o la barba amarilla
en el infierno de las bananeras,
los que lloraron borrachos por el himno nacional
bajo el ciclón del pacífico o la nieve del norte,
los arrimados, los mendigos, los marihuaneros,
los guanacos hijos de la gran puta,
los que apenitas pudieron regresar,
los que tuvieron un poco más de suerte,
los eternos indocumentados,
los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo,
los primeros en sacar el cuchillo,
los tristes más tristes del mundo,
mis compatriotas,
mis hermanos.


Roque Dalton


En son de múrmura


Este es un canto sin versos de amor,
y recitado al oído para no hacer ruido,
es de purgas y penas dejadas al olvido
y que todavía nos causan dolor.

Aquí se escribe la palabra que no se dice,
las cosas que todos olvidamos
en algùn rincón que a veces odiamos
y que queremos esconder con matices.

Y si aparece un verso a mi ex amada
no le pongas cuidado alguno,
fue por un error inoportuno,
fue para recordar que no pasó nada.

Por favor, No le digas a nadie
lo que te voy a decir al oído,
para que no lo sepa tu vecino,
que para la oreja al menor detalle.

Todo esto lo digo en son de múrmura
hablando muy despacio y entre dientes,
para que no logre escuchar el agente
que no sabe de poesía y ternura.

Por favor, no recomiendes este libro
porque es un libro de antipoesía
escrito contra lacayos y espías
que andan vigilando al hombre libre

contra esa barahunda de reporteros
que han caído en la mediocridad
por esconder con sus cámaras la verdad
para que no se descubra al mero mero.

y por eso te lo estoy diciendo al oído,
el único lugar que me siento extranjero
es en esta tierra de Lara y su carbonero,
pero hablar así, dicen que esta prohibido.

Pero no importa, si ya nos mataron a Roque
los otros a Romero y los curas Jesuitas,
a Rodríguez Porth y los otros a las Monjitas;
de nada sirvieron las ofensivas hasta el tope;

si todo sigue peor a los tiempos de antes,
cuando éramos gobernados por chafarotes,
si ahora los ex comandantes usan lingotes
de puro oro y relojes cubiertos de diamantes.

Pero también, quiero decir algo en voz alta,
para que escuche todo aquel que quiera,
pero el único lugar por el que siento nostalgia
es por este pequeño pegoste de tierra.

Mi terruño, mi querida y bienamada
Soledad; mis recuerdos, alegrías y penas;
en donde no había letras, escuela ni nada;
solo puertas de golpe y lempa bello poema.

Ahí, donde se unían todos los ríos
de aquel mundo sin maras ni policía;
limpio de odio, leyes, abogados y fiscalía;
solo hojas convertidas en barcos en el estío.

José Jaimes,
Originario de San Vicente.